El rápido crecimiento de las instalaciones militares y económicas chinas en estas remotas islas ha llevado a una situación de hacinamiento, especialmente en las tres más grandes: Meiji (también conocida como Mischief), Yongshu (o Fiery Cross) y Zhubi (también denominada Subi).
El equipo de expertos, liderado por Chen Xuguang, propone una solución innovadora: la construcción de amplios túneles subterráneos que fortalecerían la presencia china sin provocar a los países vecinos, que han elevado frecuentes quejas por la construcción por parte de Pekín de islas artificiales en dichas aguas para afianzar su reclamación territorial y su presencia militar.
La técnica implica la inyección de una mezcla de cemento y agua a través de tuberías verticales, solidificando la arena de coral blanda y "verificando la viabilidad de la excavación de túneles en el entorno insular", según las investigaciones.
En el estudio, dado a conocer el pasado abril en una publicación periódica de la Universidad Oceanográfica de China, se asegura que los túneles, que podrían construirse en múltiples capas, ofrecerían un área utilizable que potencialmente superaría lo disponible en la superficie.
Además, proporcionarían condiciones de vida más cómodas para los trabajadores destinados en las islas, almacenamiento para materiales importantes y protección contra el clima extremo y la radiación ultravioleta, recoge el informe.
El estudio propone la construcción de túneles bajo el aeropuerto en la isla de Yongshu para almacenar equipos y proporcionar refugio, mientras que en Zhubi servirían como cuarteles y enlaces de transporte subterráneo.
En Meiji, los túneles se utilizarían para almacenar materiales importantes y ofrecer protección contra el clima extremo.
Las autoridades filipinas afirmaron recientemente que evitaron que la Guardia Costera china construyese una isla artificial en una zona cercana al atolón Sabina, conocido como Escoda por los filipinos y Xianbin Jiao por los chinos, un extremo negado por Pekín.
En los últimos meses se han multiplicado los enfrentamientos entre buques chinos y filipinos en el mar de China Meridional, principalmente en torno a los atolones de Scarborough y de Second Thomas, donde acuden pescadores filipinos a faenar.
Pekín alega razones históricas para reclamar casi la totalidad del mar de China Meridional, por el que circula alrededor del 30 % del comercio global y que alberga el 12 % de los caladeros mundiales, además de yacimientos de petróleo y gas.
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